jueves, 25 de junio de 2009

Mitos sobre los Métodos Anticonceptivos.

El método anticonceptivo “coitus interruptus” generalmente se considera una medida desesperada, casi cómica, de evitar un embarazo. En términos de efectividad y sofisticación sexual, se lo ubica uno o dos peldaños por encima de utilizar Coca Cola como espermicida post-coito (no es chiste, según todos los sitios de Internet dedicados a mitos referidos al embarazo es una práctica muy utilizada). Sin embargo, los resultados de las estadísticas no ameritan descartar de pleno el “coitus interruptus”. “Se lo recomendamos a pacientes nuestros que no tienen acceso a otro tipo de control de la natalidad”, dice Yvonne Piper, directora de San Francisco Sex Information.

La tasa de efectividad de la prevención de embarazos con el “coitus interruptus” es del orden del 96 por ciento. Por su parte, los preservativos tienen cerca del 98 por ciento. Esto es así siempre que ambos métodos se utilicen adecuadamente. De lo contrario, la tasa de efectividad tanto del interruptus como de los preservativos baja a un 76 y 79 por ciento. Varios estudios de principio de este siglo establecieron la eficacia del “coitus interruptus”. Pero según uno nuevo del Guttmacher Institute, la mayoría de los jóvenes estadounidenses todavía piensa que es un modo vergonzante y estúpido de evitar embarazos.

No es difícil entender por qué existen éste y otros mitos e ideas erróneas sobre el control de la natalidad. Lo que está en juego es mucho más serio que con otras prácticas relacionadas con la salud. Si uno no toma el antibiótico a la hora justa puede llegar a sentir náuseas, pero no seguir las instrucciones de los métodos anticonceptivos puede resultar en un nacimiento. Si bien es bueno ser cuidadoso, ser paranoico puede sacarle la diversión a lo que todo el mundo dice ser una actividad altamente placentera. Por eso, presentamos otros seis datos sobre métodos anticonceptivos que lo ayudarán a dejar de preocuparse sin dejar de cuidarse:

1. No hay que ponerse dos. Hay que desterrar la idea de que usar dos preservativos es mejor que uno. “Eso me sorprendió”, dice Lawrence Finer, director de investigaciones nacionales del Guttmacher Institute. “Pensé que si usar uno era bueno, usar dos tenía que ser mucho mejor”. Pero usar dos preservativos aumenta la fricción. “Es más probable que se rompan los dos”, dice. Mientras que esté bien guardado (no en la billetera ni en un auto expuesto a altas temperaturas) y se lo use correctamente (sin aire en la punta, lubricados para evitar que se rompan), con uno es más que suficiente.

2. El líquido preseminal no constituye un verdadero riesgo de embarazo. Siempre y cuando el hombre use preservativo al momento de eyacular, no hay riesgos. Hace unos años, un estudio reveló que muchos estudiantes universitarios a menudo intentaban ponerse el preservativo al revés hasta que se daban cuenta y lo daban vuelta. Esto se vivía como un gran desastre; ¡era como lanzar un misil cargado de esperma! En realidad, si el hombre no eyaculó en las horas anteriores, lo más probable es que su líquido preseminal no contenga esperma (no por nada se llama “pre”-seminal). Si el hombre eyaculó recientemente, puede que haya esperma viable en la uretra, que puede ser arrastrado por el líquido preseminal. Piper dice que orinar debería limpiar el conducto.

3. Tener relaciones durante el período es bastante seguro. La idea de que se puede quedar embarazada durante la menstruación es uno de esos mitos que surgieron “por las dudas”. De hecho, la menstruación protege contra el embarazo. En la mayoría de los casos. Por lo general. Al igual que el resto de los puntos de esta lista, cuando se habla de la menstruación pareciera ser que todos opinan que es muy difícil quedar embarazada durante ese período, salvo en las contadas y desafortunadas ocasiones en que no lo es. “Las mujeres que tienen ciclos cortos, de entre 20 y 22 días, pueden seguir con alguna pequeña pérdida cuando ovulan”, explica la doctora Vanessa Cullins, vicepresidente de asuntos médicos en Planned Parenthood. “Por lo general, las mujeres no quedan embarazadas durante un verdadero período menstrual”. Cabe destacar que dijo “verdadero” período menstrual: las pérdidas premenstruales o el sangrado no menstrual pueden ocurrir durante los períodos más fértiles de la mujer.

4. Los DIU son súper seguros. Los DIU, o dispositivos intrauterinos, puede que sean el secreto mejor guardado desde el “coitus interruptus”. Difamados durante los ‘70, cuando los DIU de mala calidad enfermaban o dejaban estériles a las mujeres, la versión actual es muy segura e increíblemente eficaz en lo que respecta a prevenir embarazos. Sin embargo, algunos médicos son reticentes a recomendarlos para mujeres jóvenes, dado que tradicionalmente son indicados para mujeres que ya tengan hijos (se creía que para poder colocar el DIU el cuello del útero debía haberse ensanchado como resultado de dar a luz). En 2005, la Administración de Drogas de EE. UU. (FDA) aprobó el uso del DIU para mujeres de todas las edades, hayan o no tenido hijos.

5. El índice de falla es menor de lo que se cree. Sí, el índice de falla de los preservativos y la píldora en situaciones de “uso real” es mucho mayor que el del “uso perfecto”. Mucho mayor. Pero el hecho de que el índice de falla de los preservativos sea del 79 por ciento cuando se los utiliza en la vida real no significa que dos de cada diez preservativos se vayan a romper. “El uso más imperfecto es la falta de uso”, dice James Trussell, investigador de la Universidad de Princeton.

Cuando se hace estudios sobre salud sexual, se pregunta qué método anticonceptivo usaron las entrevistadas en el último mes y si alguna de ellas quedó embarazada a fines del mes. Los que usan preservativos sólo algunas veces o las que toman la píldora durante unos días hasta que se olvidan dicen haber quedado embarazadas usando su método preferido, aunque en realidad lo más probable es que no estuvieran cuidándose con ese método cuando ocurrió el “hecho”. Utilizar el método anticonceptivo elegido en forma correcta y cada vez que se tienen relaciones es la forma más sencilla de obtener una alta tasa de efectividad.

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